lunes, 22 de junio de 2009

¿Feliz día Papá?


Feliz día papá, qué tal, cómo la estas pasando. Seguro que sentado estas pensando por qué tus hijos no han ido a visitarte. Seguro que en la mañana despertaste y creíste que alguno de tus hijos iban a visitarte, seguro que sí.
Ayer, sábado, yo también estuve pensando en el patio de mi casa, ¿aún recuerdas el patio?, seguro que no. Estuve sentado mirando el cielo azul, tan claro y purísimo. Y pensé si tú también mirabas ese cielo, y te preguntabas si irían a saludarte tus hijos. Pero sabias que no, absolutamente nadie se tomaría la molestia de coger el teléfono, marcar tu número y esperar tu voz.
Me pongo en tu posición de padre, seguro entristecido, sumido en esa pesadumbre de muerte de que en tu día nadie se haya molestado en llamarte; menos ir a visitarte. Pero lamentablemente aún no soy padre, y nunca estaré en tus zapatos. Mi madre me fatiga diciéndome que el único que va juzgarte es Dios, solamente él. Pero qué se cree él para tomarse la justicia, y no nosotros los que sufrimos mucho con tu falta de solidaridad, tu nulo cariño hacia nosotros, esa extraña forma de querer solo cuando te visitábamos. Pues, si Dios será el único que te va juzgar, que te juzgue bien sin miramientos, con su brazo duro, ese brazo castigador, inmisericorde. No sé tú, pero yo no tengo ni tendré las ganas de verte, a pesar de imaginarte sentado en esa silla de ruedas que, cada vez que te veo, lo único que me provoca es llorar de lástima. No llorar por verte desvalido, sino de pena de ver a un hombre que antes era un animal que repartía patadas, puñetazos, cabezazos a una mujer que lo único que te ofreció fue un puñado de hijos inocentes de tu barbarie; y ahora eres nada. Simplemente que debes ser ayudado a mover la cuchara, un desvalido sin fuerzas para poder articular monosílabos, un hombre que no puede controlar sus esfínteres, que si se para se va de bruces contra el piso; sí, ves, pura lástima. Me pregunto en este sábado de junio a pocas horas de ser El Día del Padre: ¿Por dónde anda tu mente? ¿Por qué lugares de tu mente buscas cariño de alguien de tus hijos? ¿Por donde…?
Mi madre por la noche me ha dicho que mañana, domingo, te llame en la mañana, no tan temprano, pero sí que te llame. Me dice que por respeto te llame, te pregunte cómo estas, si se sabemos muy bien que nadas de mal en peor ¿para eso llamarte? Mi madre me recrimina que te juzgue así, que no tenga una microscópica parte de mi algún cariño hacia ti, que me rehúse a darte un saludo corto por el teléfono, sí pues, me resisto saber de ti como tú resististe a saber que tenias hijos que necesitan de ti.

Hoy por la mañana cogí el teléfono y marqué tu número. Esperé que timbrará el teléfono, alguien por el otro lado me contesto: era tu hermana, - prefiero no llamarla tía-.
Dijo varias aló, aló, aló; pero no articulé ninguna silaba, en el acto corte la llamada, y supuse que ya habías olvidado que hoy era tu día y seguías durmiendo plácidamente a las 8 de la mañana de este domingo.

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