miércoles, 1 de julio de 2009

Los amigos que perdí


Hoy sábado no hay nada que hacer en mi casa. Buscar a mis amigos sería una buena opción. Echarnos unos tragos y hablar de estupideces juveniles y todas esas cosas que hacen los hombres que son libres y hacen los que les vienen en gana. Pero no, tú puedes hacer todo eso y muchas cosas más, pero tus amigos ya no. Es verdad, parece que este sábado voy a estar solo como los estoy pasando cada fin de semana sentado en la sala tocando la guitarra o escuchando a algo de música que me haga recordar a mis amigos que están divorciados de por vida de la vida juvenil, pero atados a la vida marital con hijos, por supuesto.
Hace unos meses una amigo había embarazado a su pareja, él había tomado las cosas a la ligera, se pasaba todos los días brindando por el hijo que se venia, era una felicidad para él. Meses después nació su hijo, el continuó la vida que se había acostumbrado: beber, tener mujeres, agarrarse de trompadas, desaparecer de su casa por varios días para darse las parrandas de padre y señor nuestro, como él siempre decía. Pero su vida dio un giro de 360 grados. Si no se volvía responsable y no cumplía con la mantención del hijo le estaría esperando una buena temporada en la cárcel por una denuncia de alimentos que le habían hecho. Y como era previsto, él se acogió a deseo de la familia, y se fue a trabajar a una de esas minas del país, donde el amo y dueño del lugar es el gélido clima. Ahí trabaja duro, bien por él.
Como ya había perdido a unos de mis amigos quedaba uno, él que siempre hablaba: “hay que pensar antes de meterla”, pero él no pensó y su enamorada ya estaba cargando un hijo casi por dos mese y se lo había ocultado. Por el miedo a ser denunciado por su pareja, como había sucedido con mi anterior amigo decidió trabajar antes de tener problemas. Ahora se pasa todo el día trabaje y trabaje como mecánico automotriz. A veces voy a su casa y me dicen que esta en la casa de la enamorada. Y cuando me puedo encontrar con él ocasionalmente, anda apuradísimo, con la cabeza en otro lado, ya no tiene tiempo para los amigos - aunque en este caso soy el único-, y solo tiene tiempo y cabeza para ver y pensar en su pareja con los problemas propios de su embarazo.
He estado analizando y creo que sería mejor buscarme una mujer que quiera tener un hijo conmigo y asunto solucionado. Trabajaría duro, no sé en qué, pero buscaría, aunque todavía no termino la universidad. Una mujer que me hable, me haga sonreír, me cuente sus cosas; pero claro está, con ella no se podría echarse unos tragos, hablar de estupideces, hacer vulgaridades, insultarnos de vez en cuando, menos hablar de mujeres. No. Con ella no se podría.
Ya está decidido, voy salir a la calle, buscaré unos ocasionales amigos, tomaré, insultaré y haré el ridículo ante todos. Pues, con los amigos esta permitido todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esa no era una novela de jaimke bayly