Te esperado casi una semana para que me contestes este mail. No sabes la cólera que tengo que, todos los días como un tonto, pagaba mi 50 céntimos y me sentaba a esperar algún mail tuyo en mi bandeja de entrada. Ahora me escribes diciéndome que has tenido mil cosas más importantes que hacer en la semana: aceptar la invitación de ese mequetrefe que te hace guiños. Nunca pensé que me dirías eso, y que me dolería tanto en donde ya sabes: mi idiota corazón.
Ayer te escribí un mail totalmente salido de mi, inconsciente – aunque sabia muy bien lo que escribía- donde descargué todo mi odio por ti, y por todas tus mentiras, todas esas ilusiones que has creado en mi, los malditos mail donde me dices que me quieres y que sea un poco paciente y por todo lo inútil que se ha convertido esta relación.
En estos días he hecho cosas disparatadas: averiguar el número de tu celular, la dirección de tu casa y, porsiacaso si tenias enamorado. Créeme lo logré con éxito todo, menos lo del enamorado.
Ayer, antes de escribirte este mail, fui a buscarte a tu casa con la dirección que me había dado gentilmente tu amiguísima que ahorita ya he olvidado su nombre. Y llegué a tu casa – muy bonito de antemano- , toque la puerta convertido en un manojo de nervios e incapaz de hablar algo a quién salía. Salió tu mamá y supuse que era ella, esos mismos dientecitos de conejos, esos mismo ojazos; sí era ella. Tú dirás que pregunté por ti, pero no me atreví, busque una excusa y fingí que buscaba a otra persona, y tu madre muy gentil, me dijo que no había nadie con el nombre que había preguntado. Y como todo fue un fiasco de ir a buscarte, te llamé a tu celular, ¿pero sabes quién me contestó?: Tu hermano. Sí, tu hermano me contesto levantando la voz con una prepotencia que jamás imagine que fuera así mi futuro cuñadito, y eso que yo hable con voz fingida, aflautada bajando el tono de mi voz pero me salió que parecía la voz de un maricón. Ese día fue el peor, no logré nada, y ahora me tienes aquí respondiéndote tu incomprensible mail. Me dices que tenias trabajos y te pasaste horas de horas sentada frente a la computadora buscando tus trabajos en el internet, y no te diste un minuto para escribirme, pero sí tuviste tiempo para irte a ver una película con ese desparpajo de hombre; eso sí que es amor, mucho amor.
No te escribo para recriminarte nada – aunque ya lo hice -, pero me duele mucho que me escribas, y me digas que me quieres, cuando te has olvidado de mi por 4 días, ¿no te parece demasiado tiempo?, seguro que no, pero para mí, fue el más largo y el mas tenso; que cada día me parecía estar dando un parcial de la universidad de los cuales todos salía desaprobado. Mientras tú no me escribías, yo te escribía todos los días cosas que me salían de un tirón, quizá incomprensibles; pero llena de amor, solo para ti, como tú lo sabes.
Hay una cosa me preocupa, ¿sabes de la apuesta, no? Tengo un mes para llenarme de valentía y pedirte que seas mi enamorada. Ahorita lo estoy dudando, creo que tengo que juntar mi plata y pagar nomás.
Pdta.: No creo que pueda juntar dinero para pagar mi apuesta. Pero sería lindo tomarte de la mano y que todos me envidien. Me voy armar de valor, seguro que en estos días te digo que seas mi enamorada.